“Esta mente que lo recibe todo, que no juzga, no retrocede, no reacciona. Absorbe todo y todo lo encama en el hombre. El niño realiza la encarnación para ser igual a los demás hombres, para adaptarse a la vida con ellos” . Maria Montessori.
Maria Montessori, en su libro “La Mente Absorbente”, compara la mente del niño con una esponja, la cual recibe, asimila e interioriza toda la información que reciben los niños a través de sus sentidos. La realidad, por tanto, es lo que percibimos, creando así un modelo del mundo. Por ello, los niños, antes de los 6 años, necesitan de cosas muy simples y reales para interiorizar de forma correcta su mundo.
¿Por qué los niños menores de 6 años no diferencian la realidad de la fantasía?
Antes de los 6 años, la corteza cerebral no está madura y los niños son incapaces de distinguir la realidad de la fantasía; si leemos un cuento en el que un oso habla, los niños creerán que los animales hablan. Si alimentamos una mente joven con imágenes, pensamientos y actitudes equivocadas, estaremos influyendo en su desarrollo normal. Por lo que más tarde, el niño tendrá que borrar esas conexiones neuronales erróneas que ha realizado previamente.
Diferencia entre fantasía e imaginación
“La imaginación es el poder de la mente a aventurarse más allá de lo que es visible a lo que es concreto” . Maria Montessori
La imaginación es la base de la mente y también una tendencia humana. El niño empieza a imaginar a partir de los 3 años, y esta imaginación parte siempre de la realidad, de la manipulación y observación del mundo que nos rodea. En este sentido, podemos decir que el “niño se comporta como un científico” y mediante la experimentación crea, desarrolla su mente e imagina. Por tanto, la imaginación viene de dentro del niño y la construye a partir de sus propias experiencias y vivencias.
Cuando el niño comienza a interesarse en su propio cuidado y en el de su ambiente, es cuando obtiene una satisfacción que abre sus actividades creativas internas.
La fantasía, por el contrario, no la crea el niño, sino que la recibe de fuentes externas; de las personas, los libros, la sociedad, de los cuentos, películas y dibujos fantásticos creados por adultos…
Cuando al niño se le da información fantástica antes de los 6 años, que es el período en el que tiene que focalizar su atención en construir su mundo a partir de conceptos reales, se le generan lagunas de información que no puede llegar a entender y le causan incomprensión a cerca de su entorno, porque su mente no está preparada para ello, para diferenciar lo real de lo que no lo es.
Problemas de Concentración y de creatividad
Los efectos de vivir en un mundo de fantasía pueden traducirse en problemas de concentración y de creatividad, pues el hecho de que la fantasía venga de fuentes externas hará que el niño dependa de ellas cuando tenga que poner a prueba sus capacidades.
Por este motivo, desde la pedagogía Montessori, se deja al niño que construya sus propias experiencias.
De esta manera, estaremos guiando al niño hacia una personalidad crítica y razonadora, que sea capaz de investigar y obtener pruebas y no crea todo lo que se le dice, sino que cuestione.
