El Período del Destete y la Independencia

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Las crisis evolutivas y su función

En nuestro proceso evolutivo, aparecen momentos en los que se da un importante cambio a otra etapa en el desarrollo; éstas son las llamadas crisis evolutivas. Para comprender a qué hace referencia este apelativo de crisis, hemos de tener en cuenta que no se trata de un momento plagado de problemáticas o que el niño ha de vivirlo de manera negativa. Es un proceso de cambio en el que se pone a prueba la preparación del niño para enfrentar dicho cambio, por lo que si éste se encuentra preparado y el ambiente en el que vive es adecuado, el cambio de etapa transcurrirá de manera exitosa.

En este sentido, el conocimiento por parte del adulto de las necesidades del niño, así como la actitud respetuosa y amorosa hacia él facilitarán mucho su crecimiento.

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El destete y la autonomía de la madre y el hijo

El período del destete se enmarca en una de estas crisis evolutivas dentro de la psicología infantil. Esta etapa suele abarcar los primeros 7-8 meses de vida hasta los 12 meses, tras pasar por los seis primeros meses en los que el niño se alimenta exclusivamente de leche materna. Es a partir de esta edad en la que el niño ya presenta estructuras biológicas que informan de que ya está preparado para recibir otro tipo de alimentación. Este hecho es determinante para la comprensión del importante momento que vive el niño en relación a su autonomía. La succión deja de ser la única forma de ingerir alimento por su parte, y sus capacidades físicas ya han alcanzado otro nivel.

Debemos recordar una de las premisas básicas en las leyes del desarrollo: todo lo que es necesario e indispensable hasta cierto momento, después queda obsoleto. Para comprender mejor este planteamiento , también podemos hacernos la pregunta: ¿ para qué sirve tener dientes y saber masticar si no puedo usarlos ni practicar con alimentos más complejos que la leche únicamente?

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La separación de la madre no significa falta de apego

Cabe añadir que a la edad de los 8-9 meses el niño ya gatea, por lo que la adquisición de independencia en su movimiento implica una cierta separación de la madre. Esta separación no debe confundirse nunca con la falta de apego u otras interpretaciones, puesto que la madre seguirá siendo fuente de bienestar y amor absoluto para el hijo. La relación entre ellos empieza a tornarse más independiente y a basarse en un contacto más dirigido por los órganos sensoriales como son la vista y el oído. Lo cual ayudará en el perfeccionamiento de estas habilidades y capacidades naturales.

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Trabajando el autoconcepto

Es en esta etapa también cuando el niño comienza a tener un auto concepto más seguro, pues empieza a saber que puede abastecerse de aspectos del ambiente para sobrevivir además de la madre, y de haber alcanzado un desarrollo motor en consonancia con dicho proceso.

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No hay nada más enriquecedor para un ser humano que la conciencia de poder hacer cosas por uno mismo. El trabajo autónomo empieza a generar una autoimagen positiva que nos acompañará en nuestro proceso evolutivo. Empezar a adquirir seguridad en uno mismo a través de la experimentación con distintas posibilidades del ambiente, como la comida, es base para promover la autonomía del niño. En este período los padres, y sobretodo la madre, han de estar preparados para promover experiencias de separación con el niño.

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