Se acerca la Noche de Brujas, más conocida como Halloween y…¿ qué mejor momento para publicar un post sobre las herramientas que pueden sernos útiles para trabajar el miedo en los niños?
Aunque existen infinidad de recursos que pueden ayudarnos, hoy nos centraremos en uno que nos encanta por sus múltiples beneficios tanto para peques como para adultos: los cuentos, cómo contarlos para que tengan el efecto deseado y las ventajas que nos ofrecen.
Hace un tiempo publicamos un post en nuestro blog sobre estrategias para tratar el miedo en la infancia, del que os dejamos el enlace por si os interesara!
Como material de apoyo o por si queréis saber un poquito más sobre el tema, el libro “Los niños, el miedo y los cuentos. Cómo contar cuentos que curan” de Ana Gutiérrez y Pedro Moreno os ayudará a resolver muchas dudas y a entender conceptos relacionados con la temática.
El cómo contarlos marca la diferencia
Para contar bien un cuento debemos creernos aquello que estamos leyendo, haciendo uso, si hace falta, de la exageración en la gesticulación. Además, gran protagonismo tiene el lenguaje no verbal, nuestras expresiones faciales y también las ilustraciones que tenga el libro; todo ello es necesario para remover y generar las emociones que queremos “activar”, para captar la atención y entusiasmo del niño que nos escucha.
Las oraciones deben ser cortas y sencillas, al igual que el lenguaje (el cual debe estar adaptado a la edad del niño). Lo mismo pasa con los personajes y sus maneras de actuar. Tener en cuenta el proceso madurativo en el que se encuentre el niño, será esencial para que el cuento tenga el efecto deseado y el peque ponga interés y motivación en el mismo.
Las interrupciones no son nuestras aliadas. Evidentemente, habrá momentos en los que no tengamos más remedio que entenderlas como algo inevitable, no obstante, es mejor que no se den si no queremos perder el hilo de la historia que estamos contando.
La influencia de mi estado de ánimo como adulto
Es muy importante a tener en cuenta cuál es mi estado anímico y cómo me siento antes de empezar a leer el cuento. Nuestras emociones, como es lógico, influyen en el relato y, en consecuencia, en el niño que nos escucha.
¿Me siento demasiado triste y creo que no seré capaz de sacar la parte más calmada que el niño necesita del cuento? ¿Soy capaz de separar el cómo me siento en el momento que estoy contando el cuento y no dejar que mi situación influya? Dependiendo de lo que intuya, puedo seguir adelante o dejar el relato para otro día.
¿Por qué los cuentos tienen el poder de cambiar las emociones en los niños?
Los relatos, ya sean para vencer miedos, generar nuevos aprendizajes o simplemente para pasar un rato agradable y trabajar la lectura, tienen múltiples beneficios entre los que podemos encontrar:
- Fomentar la creatividad e imaginación en los niños, así como la integración y aprendizaje de nuevo vocabulario.
2. Dotarlos de un punto de vista más crítico y reflexivo, debido a la cantidad de situaciones y comportamientos que los relatos nos ofrecen.
3. Aprender que la vida no es siempre sencilla y, en consecuencia, prepararlos para situaciones que se les pueden presentar en un momento dado, y convertirlos en personas más resolutivas.
4. Ayudan a integrar valores y características como lo son el respeto, la empatía y la objetividad, entre otros; las personas podemos tener buenos o malos comportamientos, porque no somos perfectos.
5. Aceptación de que todo aquello que hacemos tiene consecuencias y repercusiones tanto en nosotros mismos como en los demás.
6. Y muchos otros beneficios…